VIERNES, 22 DE FEBRERO DE 2019 |
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En Nueva York a finales del XIX había unos 200.000 caballos de tiro en sus calles, creando un auténtico problema ambiental al abandonarse muertos en la calle, y amontonarse sus excremento en solares vallados llegando estos a alcanzar alturas de hasta 18 m con un hedor insoportable y sus consiguientes problemas de higiene, además de ocasionar cientos de accidentes. La llegada del automóvil supuso una mejora y un alivio para la bulliciosa urbe.