JUEVES, 21 DE FEBRERO DE 2019 |
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El administrador de la National Aeronautics and Space Administration (NASA), Charles F. Bolden, ha destacado la importante aportación que ha realizado España tanto en el diseño y desarrollo de la antena de comunicaciones de alta ganancia o High Gain Antenna (HGA), como en el instrumento REMS.
Ambos elementos forman parte del vehículo todoterreno Curiosity, el robot explorador planetario con mayores prestaciones de la NASA que, durante un año marciano, equivalente a unos dos años terrestres, analizará el suelo y la atmósfera del planeta rojo.
Bolden ha expresado este agradecimiento en la jornada ‘Mars Science Laboratory (MSL), Tecnología Española en Marte’, celebrada a finales de septiembre de 2012, en la sede del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).
Colaboración España-NASA
En la misión MSL (en la que también participan Rusia, Canadá́, Francia y Alemania), España y Estados Unidos mantienen, desde 2006, una estrecha colaboración que fructificó el año pasado con el acuerdo de cooperación entre NASA, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y el CDTI.
Es la primera vez que tecnología española aterriza en otro planeta, lo que pone de manifiesto las extraordinarias capacidades tecnológicas que tiene el sector espacial español. Concretamente, la antena de comunicaciones de alta ganancia permitirá́ establecer las comunicaciones directamente desde la superficie de Marte hasta la Tierra.
En cuanto al instrumento Rover Environmental Monitoring Station (REMS), medirá́ por medio de unos sensores el viento, la presión, humedad y temperatura de la atmósfera, así́ como los niveles de radiación ultravioleta y la temperatura del suelo marciano.
La contribución española a esta misión asciende a 23,5 millones de euros, de los que el CDTI ha aportado 14,8 millones, el Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) 6,8 millones y el Plan Nacional de I+D+i 1,9 millones.
La colaboración entre España y la NASA comenzó́ a principios de los años 60 en el marco del programa Mercurio. En 1961, con el objetivo de ampliar la red de comunicaciones de la NASA, se construyó la estación de telecomunicaciones de Maspalomas, en Gran Canaria. Tres años después, España albergó otra estación en Robledo de Chávela que ha desempeñado una importante función en todos los programas de exploración planetaria llevados a cabo por la agencia espacial estadounidense y, muy especialmente, en la misión lanzada en 1969 en la que por primera vez el hombre llegó a la Luna.
A estas instalaciones se han sumado otras en Fresnedillas y Cebreros, además de los diversos acuerdos de colaboración que se han firmado para el establecimiento de bases de aterrizaje en suelo español.